En Diciembre de 2016, el número de aplicaciones en el Google Play Store superaba los 2.6 m. El Apple Store, mientras tanto, pasaba los 2.2 m de apps en enero de este año.
Si bien las tendencias indican que los móviles deberán cobrar cada vez más importancia en la estrategia digital de las marcas, no significa que automáticamente debamos empezar el desarrollo de aplicaciones móviles.
¿Cómo saber si lo que necesitas es una app o si te iría mejor solo con un sitio Web responsivo? Te damos algunas claves para ayudarte a definir qué opción es mejor para tu negocio.
Primero lo primero: ¿qué ventaja vas a ofrecer?
Toda aplicación debe tener un objetivo. Existen productos, y sobre todo servicios, que realmente se benefician al contar con una app. Por ejemplo, si tu servicio requiere acceder a la ubicación del usuario para brindar un beneficio, es lógico tener una app. Solo imagínate pedir un Uber o Lyft desde tu computadora. Suena incómodo, ¿verdad?
Mientras tanto, otros negocios que no requieren la interacción inmediata pueden beneficiarse de un sitio responsivo que esté optimizado para móviles. Para comprar una heladera no se necesita una aplicación, y la descarga entorpece el proceso de investigación del consumidor. Pedir a los usuarios que descarguen tu app para ver ofertas puede frustrarlos y llevarlos a comprar a un competidor cuya información esté más accesible.
Investiga: ¿tu idea es original?
Las descargas de apps https://www.besttechie.com/app-installs-declining/ están mostrando una tendencia decreciente y se está priorizando, en cambio, el LTV (Lifetime Value) de los clientes. Esto es bueno para los jugadores que ya están establecidos, pero puede no serlo tanto para un producto que recién empieza si no tiene un diferencial claro.
Te recomendamos hacer este tipo de desarrollo cuando realmente tenga algo irresistible, un game changer que vaya a simplificar o enriquecer la vida de quien descargue.
Responde con honestidad: ¿descargarías la aplicación si no fuera tuya?
El éxito de las aplicaciones de algunos gigantes como Starbucks y Dominos ha hecho que otros busquen capitalizar sus esfuerzos a través del desarrollo de una app. Lo que muchos no se han parado a pensar es si habrá alguien dispuesto a descargarla.
El usuario espera valor a cambio de su descarga: te está confiando sus datos personales y su espacio de almacenamiento, y sólo lo hará si lo que recibe a cambio es suficientemente atractivo.
Piensa: ¿tienes el dinero que se necesita para hacer algo espectacular?
El costo de un sitio responsivo es infinitamente menor que el de una aplicación, que puede requerir una inversión de $10,000 USD por un diseño básico. Las aplicaciones más complejas cuestan arriba de los $100,000 USD.
Si no cuentas con el presupuesto adecuado para hacer un desarrollo sólido, te recomendamos empezar creando un prototipo Web: es mucho más económico crear un sitio que hacer desarrollos que funcionen en diferentes dispositivos.
Además, este prototipo puede ayudarte a validar tu concepto e identificar las funciones esenciales que debe tener tu aplicación, ahorrándote tiempo y dinero a la hora del desarrollo final.
